—Esta gente de la tripulación
debe haber hecho un curso para manejar el ridículo, algo así como esos cursos
para manejar el estrés…
—Mario, ellos están haciendo su
trabajo.
—Y lo llamas trabajo. Muecas al
final del pasillo y lo llamas trabajo. Jajaja.
—Horario. Uniforme. Sueldo. ¿Se
llama trabajo, no?
—Jajaja… No sé… Yo me pregunto si
alguien les está parando… Les está prestando atención, quiero decir. Tienen
algo de comediantes, ellos, los de la tripulación. Hacen una stand-up-comedy en
cada vuelo: Señoras y señores, antes de que tengamos el agua al cuello...
Jajaja… Antes de que tengamos el agua al cuello no está permitido inflar los
chalecos salvavidas que están debajo del asiento que está frente a usted… Pero,
ya sabe, tiene que esperar hasta tener el agua al cuello, en caso de un
amerizaje, o la soga al cuello, en caso de un aterrizaje… Jajaja…
—Déjalos tranquilos, Mario. Ojalá
nunca te toque usar un chaleco salvavidas.
—Seguro lo dices porque siempre
viajamos juntos… Y, por concomitancia, si yo tengo que usar el chaleco tú
también tienes que usarlo…
—Mmm… Sí, Mario, sólo lo digo por
concomitancia…
«La Tierra es inmensa y redonda,
y nos deja caminar
sobre su lomo. Debe sentir
cosquillas, la Tierra, con nues-
tras pisadas, con nuestro andar,
con tanto ir y venir, ¡válgame
Dios, lo que sentirá la Tierra
con todos nosotros encima,
somos muchos, y cada día somos
más!»
—Mario… Alguien debería usar este
eslogan en las maquinitas expendedoras de condones: ¡Mejor úselos, somos
muchos! Es tremenda frase, ¿no te parece?
—Jajaja, ¡Laura…! ¿Mejor úselos?...
Jajaja, ¿de dónde sacas esas cosas?... ¿En qué estás pensando tú?
—Ah, no. No vengas con tus cosas.
Ningún estoy pensando en eso. Hablo de la frase. Vinimos de comisión, que te
quede bien claro.
—Vinimos de comisión (torciendo
la boca). Que te quede bien claro (torciendo aún más la boca). Ni que fuera la
primera vez. Jajaja. Bueno… Si no estabas pensando en… ¿En qué estabas
pensando?
—Pues en esto que leí en la
revista. Me parece una frase maravillosa, la última parte.
—A ver, ¿para ver?:
«La Tierra es inmensa y redonda,
y nos deja caminar
sobre su lomo. Debe sentir
cosquillas, la Tierra, con nues-
tras pisadas, con nuestro andar,
con tanto ir y venir, ¡válgame
Dios, lo que sentirá la Tierra
con todos nosotros encima,
somos muchos, y cada día somos
más!»
—¿La leíste…?
—Jajaja… Sí… Jajaja…
—¿Qué? ¿De qué te ríes?
—De lo que sentirá la Tierra con
nosotros encima… Jajaja… ¡Laura…!
—Eres de lo peor, Mario. Me
cambiaría de asiento, si fuera por mí, pero éste avión va repleto. Sería capaz
de estar en la cabina, bien lejos de tu morbo.
—¡Perdón!, Sra. Seriedad. No
puede uno hacer de algo… Un chiste. Mira que yo necesito del humor para
sobrevivir. Y fíjate que dije: Sobrevivir; no dije: Vivir.
—¿Humor? Humor negro, será…
—Ahí tienes razón. Negro. Negro
pero necesario, como un café en la mañana. ¡Qué va, no se puede vivir entre
tanta cosa inmunda sin un poco de humor! El humor me ayuda a respirar, Laura.
El humor es como un salvavidas en caso de amerizaje, o como un VapoRub… Jajaja…
Como un VapoRub… Sobre todo si lo que uno viene respirando ese aire con gases… Jajaja.
Y, que te quede claro: Gases lacrimógenos y gases de los otros…, también. Seamos
sinceros, que esa situación es un gran… Jajaja.
—¡Dios! Gases de los otros
también... Casi te agradezco que los llames así y no de la otra manera…
—Es por puro respeto a ti.
Porque si fuera por mí los llamo como se llaman en la escuela…
—Bueno, bueno, mejor empiezo con
las concesiones: Tienes razón, en lo del humor. Necesitamos humor, y amor...
Pero trata de ponerle un poquito de cloro al humor, a ver si se blanquea, ¿será
que puedes, por favor?
—Jajaja, ¡cloro! Madre mía, pobre
de mí, pobre de mí, ¡seis horas en este avión, contigo al lado!... Está bien,
Laura, como tú digas, cloro con eso y sigamos hablando del humor, pero no del
negro, ya sé.
—Aja.
—¡Gracias por el interés! ¡Eso lo
motiva a uno de una manera…! ¡Me dejaste ciego, sordo, mudo…! Jajaja. Hay
muchos tipos de humor. Por ejemplo, el humor acuoso. Jajaja.
—¡Mario!¡Por favor!
—Escúchame sólo esta parte. Esta
parte nada más. El humor acuoso. Yo aprendí mucho sobre ese humor
transportándome en metro. Jajaja. Es una cosa impresionante, Laura. Uno viaja
en metro y se vuelve un maestro del humor acuoso… Jajaja. Nadie lo quiere, pero
él siempre está presente, sale por todos los poros. Todas las mujeres le ponen
justo esa cara que tú estás poniendo. Y… Está bien, queda cerrada la
disertación sobre el humor acuoso… Pero tú sabes que…
—¡Mario!
—Ya viene el aeromozo… Jajaja...
Aeromozo… Mmm, quiero decir: Ya viene el almuerzo…
—Qué bueno, vas a tener la boca
un poco ocupada por un rato.
—Mmm…
—¿Qué?
—No… Nada…
—¿Qué?
—Mejor no me des ideas, Laura. Eso
de la boca ocupada. Jajaja. Tú siempre sueltas las palabras de una manera, parece
que no supieras con quién andas… Jajaja. Andas conmigo, Laura, andas conmigo,
un peligro con las palabras.
—Dios mío, haz que el almuerzo
llegue pronto, por favor…
—Puedes darle ideas a Dios,
también. Puedes decirle, por ejemplo, que nos mande un poquito de turbulencia
para la parte delantera del avión, de manera que el-la aeromozo-za salpique a
alguien, se entretenga limpiando con servilleta mientras el seguro de las
ruedas del carrito se libera y la comida y las bandejitas vienen a dar justo al
A y B de la 21, fondo del pasillo derecho, a la derecha… Más claro no canta un
gallo. Rápido. Nada mal. ¿Te imaginas el carrito rodando solo por todo el
pasillo?... Jajaja. Y el-la aeromozo-za detrás, corriendo como una… como un-una
loco-ca… Jajaja.
—¿Viste que hay otra revista aquí,
Mario? ¿Justo frente a tu asiento?
—No la había visto, pero está
bien. ¿Esta, no? La ponen justo al lado de la bolsa para el vómito, no sé si es
una indirecta o qué. Jajaja. Bueno, voy a ver si hay algo interesante, algunas caricaturas.
Quino, Plantu, Rayma, alguien que me ayude por favor.
—Gracias, Dios mío.
—De nada, amor mío.
—Eres increíble, de verdad,
Mario.
— ¡Cuantos piropos! De nada, mi amor.
Jajaja. Bueno, deja mis costillas tranquilas y tu codo quieto. Me rindo, tú
ganas, voy a leer la revista.
—Gracias.
—No hay de qué. ¡Ah, mira!
Agencia de festejos, especialistas en bodas… Laura, tú y yo deberíamos
enseriarnos de una vez por todas. Dejar este bochinche y enseriarnos de una vez
por todas.
—Mmm…
—¿Mmm qué?
—Mmm… enseriarse contigo, Mario…
Eso es misión…
—No es misión imposible, nada de
James Bond ni dónde están los ladrones. Si tú me dejas lo puedo intentar. Mira
que justo abro la revista y aparece el anuncio de la boda. Yo no sé, Laura,
pero me parece que es una señal.
—No te burles de mí, la que cree
en señales aquí soy yo. Es más, creo que he estado recibiendo una señal durante
todo el vuelo…
—¡No es burla! Esto es algo del
destino, me parece una señal, Laura. Ok. Ok. Me rindo otra vez. Deja mis
costillas y tu codo en paz. Pero vuelvo y te digo, si tú me dejas yo lo puedo
intentar. Yo soy un tipo serio, Laura, lo que pasa es que esta situación me
tiene… Y el humor… El humor es como chicle de menta, Laura, te quita el mal
sabor de la boca… Y luego, con una boca limpia, Laura… Mmm… Jajaja.
***
—Esta vez siento mucho jet-lag, y
eso que me vine… no en jet, precisamente. Jajaja.
—Ja. Ja. Muy gracioso, Mario.
—Pues sí. Ven, déjame ayudarte con
el equipaje. Una de las cosas buenas de ser hombre: Viajar con el treinta por
ciento del equipaje de una mujer. Los números no mienten, ni los niños, ni los
borrachos. Por eso es que yo no miento, Laura. Jajaja.
—Bueno, tendrás razón en lo del
equipaje, pero como viajas conmigo qué le vas a hacer.
—Es un placer viajar contigo,
madame, Sra. Laura… Laura-Seriedad-Díaz-Borges-Muy-Pronto-De-Rojas-Porque-Tengo-Fe-Y-Estoy-Trabajando-Duro-Y-Rezando-Bastante.
Jajaja. Y lo que voy a hacer es encargarme de tu equipaje. Yo me encargo.
***
Cuando le dije a Laura lo del
humor ella creyó que era jugando, pero no, resulta que es muy en serio.
Necesito reírme de las cosas porque si no… Si no, no puedo más con esta
situación, con todo lo que está pasando… Pero eso Laura no lo entiende, ni yo
le insisto. Por eso, nada mejor que poder ponerme a cavilar en la madrugada, yo
solo, aprovechar que ya cenamos, que ya hicimos check-in, que ya hicimos the-love
y que ya Laura se durmió. Siempre me pasa lo mismo, siempre que salimos de
comisión. Es cuestión de horas el viaje, pero apenas bajo del avión ya tengo
esa sensación de entrar en otra cosa, de entrar en otro mundo, que obviamente
no es el mío pero no importa porque se está mejor. El swap en el cerebro, inglés
por español. Ya no queda nada de español, ahora todo es inglés. Prepárate con el
abrigo bien puesto, las manos en los guantes, que entramos en otra cosa.
Pero a pesar de estar en otra
cosa también estoy en las redes y leo y veo y… Parece mentira… Sé que cuando
vuelva voy a encontrar las mismas calles, los mismos edificios, las mismas
casas aunque sé que en el fondo no serán las mismas… Faroles que han sido
testigos de tantas cosas, tanta lluvia, tantos besos, tantos robos… Sé que me
van a alumbrar desde arriba, sus bombillos, con el mismo voltaje de siempre
pero con una energía que viene de agua que ha recorrido el río de otra manera,
agua que viene de otra lluvia que ha caído en otro tiempo y en otro lugar y
aunque yo sepa que el agua es la misma, que el río es el mismo, que la represa
es la misma, no me cabe duda de que cuando vuelva todo será distinto, espero
encontrar el río menos percudido y la gente más feliz que antes. Que antes,
cuando lo del overnight.
Si hasta hace nada mi casa era mi
casa, mi calle era mi calle y mi ciudad mi ciudad. Pero vino el overnight. Y al
amanecer ya mi calle no era mi calle sino un despliegue policial atroz contra
gente que protesta sin violencia. Gente que protesta porque también ha sentido
en carne propia el overnight. Porque fueron al mercado y sólo les alcanzó para comprar
la mitad de lo que compraban la semana anterior. Overnight. Y compraron lo que
había; no lo que querían. Overnight. Pero si un dólar ayer me costaba la mitad.
Overnight. Hoy te cuesta el doble que ayer. Overnight. Ahora vas a hacer el
mismo trabajo pero te van a pagar la mitad, eso a nadie le gusta. Overnight.
Pero si ayer esta era mi calle, pero si esta era mi casa, pero si este era mi
país… Y yo ayer caminaba por mi calle y por mi ciudad y por… Overnight. Ve a
ver lo que vas a hacer. Overnight. Si protestas te meten preso. Overnight. Si
marchas, también. Overnight. Ve a ver lo que vas a hacer. ¡Pero si mi hijo no
es delincuente; es estudiante! Overnight. Señora, él estaba protestando y eso
es delincuencia también. Overnight.
Escrito por: Ambar Gómez
La foto: Twilight (de Greeeker, en Freeimages.com)
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