miércoles, 19 de noviembre de 2014

¡A veces me dan ganas de…!


Apuesto a que ya han recibido o compartido más de un meme de la Rana René, con la típica frase: ¡A veces me dan ganas de…!

Con una carga de humor auténtica, irresistible, los memes de la Rana René le vienen sacando sonrisas a miles de personas, gracias a Internet. ¿Pero... habrá algo más detrás de la risa que producen?

Este fenómeno, según El Heraldo, comenzó en enero de 2014: Cuando los usuarios de Instagram comenzaron a postear imágenes de René (o Kermit en inglés) con el tag #kermitmemes, donde se veía al personaje mostrando su desdén ante situaciones cotidianas (Leer más en: http://www.elheraldo.hn/vida/763830-331/el-origen-de-los-memes-de-la-rana-ren%C3%A).

Pero más que desdén, en mi opinión, el efecto viral de los memes de la Rana René (Rana Gustavo en España, según http://es.wikipedia.org/wiki/The_Muppets) tiene un acento positivo, liberador y reflexivo, en todo aquel que los lee a través de las redes sociales. 

Y es que las redes sociales, a veces, se cargan de tanta mala noticia que la cara verde de esta rana, tan particular y famosa, nos recuerda que aunque las cosas no vayan muy bien y aunque el impulso primario, que en ciertas circunstancias nos arrebata, sea algo como: ¡A veces me dan ganas de…! Si uno respira hondo y piensa, sobre todo lo segundo: Si uno piensa, el impulso se apacigua y termina en algo como: …y se me pasa.

Un  meme es un acto cultural que es tomado por los usuarios de Internet y replicado de distintas maneras: desde la imitación del fenómeno a el uso de ese hecho en sí en distintos escenarios y circunstancias (Leer más en: http://www.infotechnology.com/internet/Que-es-un-meme-y-cual-es-su-origen-20131111-0002.html#sthash.GAhVI1os.dpuf)

 Y para ahondar un poco más, según: http://es.wikipedia.org/wiki/Meme, un meme es:
 En las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en: El gen egoísta (The Selfish Gene), por la semejanza fonética con «gene» —gen en idioma inglés— y para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».

De modo que sí es algo más que risa lo que nos producen los memes de la Rana René. Estos memes son un recordatorio de una de las características del ser humano que lo distinguen de las otras especies del reino animal: La capacidad de pensar. 

Y estos memes, me recuerdan, también, la famosa frase de Descartes: Pienso, luego existo… ¡Ah! ¡Generalmente hay tanto detrás de la risa! ¡Jajaja! ¡Disfruten, creen, compartan los memes!

Para cerrar, quisiera felicitar al pionero difusor de estos memes, pero nadie sabe de su paradero entre tantas redes sociales.


Escrito por: Ambar Gómez

La foto: Meme de la Rana René (en: httpswww.facebook.compagesMemes-de-la-rana-rene618210274964812)



martes, 4 de noviembre de 2014

Don Quijote de La Mancha: Reseña


Don Quijote de La Mancha es una novela escrita por Miguel de Cervantes Saavedra. La novela está compuesta por dos libros: El primero se publicó en el año 1605, bajo el título: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y el segundo se publicó en 1615, bajo el título: El ingenioso caballero don Quijote de La Mancha.

Aun cuando formalmente esa es la estructura de este libro, es en realidad muchos libros en uno, dada la cantidad de aventuras que encarnan sus personajes a lo largo y ancho de la geografía española, y dado que hoy día tenemos a la mano un volumen que contiene ambos libros.

¡Esta novela tiene, sin duda, uno de los mejores comienzos que conozco!: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.»

Bajo la encantadora y trastornada mirada del personaje principal, un hombre de unos cincuenta años que enloqueció por tanto leer libros de caballería: Don Quijote, Miguel de Cervantes nos hace partícipes de un mundo cargado de belleza, de locura, pero también de realismo y de humor. Un mundo donde los molinos se convierten en gigantes, las mujeres comunes en princesas, los frailes en encantadores, y así, bajo esa mirada, el escritor recrea la vida de hombres y mujeres en la España de la época, que en muchos aspectos la constituyen los mismos avatares de la vida del hombre a lo largo de la historia de la humanidad. A ratos, el humor se ausenta de la obra, y viene una carga de realismo, que no dura mucho, pues la locura de don Quijote no sana, de modo que su mirada febril nos contagia durante la mayor parte de la obra, también sus inclinaciones por el bien, y su presencia estrambótica y mágica nos acompaña durante todas las aventuras que se viven, pues estas no solo se narran.

Junto a don Quijote aparece la figura de Sancho Panza, su fiel escudero, como una sombra. Este par de personajes viene a representar una especie de perfectos opuestos en equilibrio, en muchos aspectos: Don Quijote está loco, Sancho no. Don Quijote es «seco de carnes», Sancho no. Don Quijote sabe leer y escribir, Sancho no. Don Quijote usa un lenguaje muy rico y repujado, Sancho no.

Esta obra es una pieza icónica de la literatura española y de la literatura en español, y dado que fue escrita hace más de cuatrocientos años, es muy probable que sea necesario un diccionario para comprender muchos de los nombres de las comidas, de la indumentaria y, en general, del léxico de la época; pero sin duda alguna vale la pena.

Para cerrar, le dejo esta frase a quien lea estas líneas, pues lo más probable es que sea un aficionado a leer, tal como el Quijote lo era:
«… y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía…»


Escrito por: Ambar Gómez
Para la aplicación: LibreroETC, @LibreroETC
La foto: Don Quixote windmills in La Mancha, Castille (de Paul Gill, en Freeimages.com)