domingo, 1 de junio de 2014

Overnight





—Esta gente de la tripulación debe haber hecho un curso para manejar el ridículo, algo así como esos cursos para manejar el estrés…
—Mario, ellos están haciendo su trabajo.
—Y lo llamas trabajo. Muecas al final del pasillo y lo llamas trabajo. Jajaja.
—Horario. Uniforme. Sueldo. ¿Se llama trabajo, no?
—Jajaja… No sé… Yo me pregunto si alguien les está parando… Les está prestando atención, quiero decir. Tienen algo de comediantes, ellos, los de la tripulación. Hacen una stand-up-comedy en cada vuelo: Señoras y señores, antes de que tengamos el agua al cuello... Jajaja… Antes de que tengamos el agua al cuello no está permitido inflar los chalecos salvavidas que están debajo del asiento que está frente a usted… Pero, ya sabe, tiene que esperar hasta tener el agua al cuello, en caso de un amerizaje, o la soga al cuello, en caso de un aterrizaje… Jajaja…
—Déjalos tranquilos, Mario. Ojalá nunca te toque usar un chaleco salvavidas.
—Seguro lo dices porque siempre viajamos juntos… Y, por concomitancia, si yo tengo que usar el chaleco tú también tienes que usarlo…
—Mmm… Sí, Mario, sólo lo digo por concomitancia…

«La Tierra es inmensa y redonda, y nos deja caminar
sobre su lomo. Debe sentir cosquillas, la Tierra, con nues-
tras pisadas, con nuestro andar, con tanto ir y venir, ¡válgame
Dios, lo que sentirá la Tierra con todos nosotros encima,
somos muchos, y cada día somos más!»

—Mario… Alguien debería usar este eslogan en las maquinitas expendedoras de condones: ¡Mejor úselos, somos muchos! Es tremenda frase, ¿no te parece?
—Jajaja, ¡Laura…! ¿Mejor úselos?... Jajaja, ¿de dónde sacas esas cosas?... ¿En qué estás pensando tú?
—Ah, no. No vengas con tus cosas. Ningún estoy pensando en eso. Hablo de la frase. Vinimos de comisión, que te quede bien claro.
—Vinimos de comisión (torciendo la boca). Que te quede bien claro (torciendo aún más la boca). Ni que fuera la primera vez. Jajaja. Bueno… Si no estabas pensando en… ¿En qué estabas pensando?
—Pues en esto que leí en la revista. Me parece una frase maravillosa, la última parte.
—A ver, ¿para ver?:

«La Tierra es inmensa y redonda, y nos deja caminar
sobre su lomo. Debe sentir cosquillas, la Tierra, con nues-
tras pisadas, con nuestro andar, con tanto ir y venir, ¡válgame
Dios, lo que sentirá la Tierra con todos nosotros encima,
somos muchos, y cada día somos más!»

—¿La leíste…?
—Jajaja… Sí… Jajaja…
—¿Qué? ¿De qué te ríes?
—De lo que sentirá la Tierra con nosotros encima… Jajaja… ¡Laura…!
—Eres de lo peor, Mario. Me cambiaría de asiento, si fuera por mí, pero éste avión va repleto. Sería capaz de estar en la cabina, bien lejos de tu morbo.
—¡Perdón!, Sra. Seriedad. No puede uno hacer de algo… Un chiste. Mira que yo necesito del humor para sobrevivir. Y fíjate que dije: Sobrevivir; no dije: Vivir.
—¿Humor? Humor negro, será…
—Ahí tienes razón. Negro. Negro pero necesario, como un café en la mañana. ¡Qué va, no se puede vivir entre tanta cosa inmunda sin un poco de humor! El humor me ayuda a respirar, Laura. El humor es como un salvavidas en caso de amerizaje, o como un VapoRub… Jajaja… Como un VapoRub… Sobre todo si lo que uno viene respirando ese aire con gases… Jajaja. Y, que te quede claro: Gases lacrimógenos y gases de los otros…, también. Seamos sinceros, que esa situación es un gran… Jajaja.
—¡Dios! Gases de los otros también... Casi te agradezco que los llames así y no de la otra manera…
—Es por puro respeto a ti. Porque si fuera por mí los llamo como se llaman en la escuela…
—Bueno, bueno, mejor empiezo con las concesiones: Tienes razón, en lo del humor. Necesitamos humor, y amor... Pero trata de ponerle un poquito de cloro al humor, a ver si se blanquea, ¿será que puedes, por favor?
—Jajaja, ¡cloro! Madre mía, pobre de mí, pobre de mí, ¡seis horas en este avión, contigo al lado!... Está bien, Laura, como tú digas, cloro con eso y sigamos hablando del humor, pero no del negro, ya sé.
—Aja.
—¡Gracias por el interés! ¡Eso lo motiva a uno de una manera…! ¡Me dejaste ciego, sordo, mudo…! Jajaja. Hay muchos tipos de humor. Por ejemplo, el humor acuoso. Jajaja.
—¡Mario!¡Por favor!
­—Escúchame sólo esta parte. Esta parte nada más. El humor acuoso. Yo aprendí mucho sobre ese humor transportándome en metro. Jajaja. Es una cosa impresionante, Laura. Uno viaja en metro y se vuelve un maestro del humor acuoso… Jajaja. Nadie lo quiere, pero él siempre está presente, sale por todos los poros. Todas las mujeres le ponen justo esa cara que tú estás poniendo. Y… Está bien, queda cerrada la disertación sobre el humor acuoso… Pero tú sabes que…
 —¡Mario!
—Ya viene el aeromozo… Jajaja... Aeromozo… Mmm, quiero decir: Ya viene el almuerzo…
—Qué bueno, vas a tener la boca un poco ocupada por un rato.
—Mmm…
—¿Qué?
—No… Nada…
—¿Qué?
—Mejor no me des ideas, Laura. Eso de la boca ocupada. Jajaja. Tú siempre sueltas las palabras de una manera, parece que no supieras con quién andas… Jajaja. Andas conmigo, Laura, andas conmigo, un peligro con las palabras.
—Dios mío, haz que el almuerzo llegue pronto, por favor…
—Puedes darle ideas a Dios, también. Puedes decirle, por ejemplo, que nos mande un poquito de turbulencia para la parte delantera del avión, de manera que el-la aeromozo-za salpique a alguien, se entretenga limpiando con servilleta mientras el seguro de las ruedas del carrito se libera y la comida y las bandejitas vienen a dar justo al A y B de la 21, fondo del pasillo derecho, a la derecha… Más claro no canta un gallo. Rápido. Nada mal. ¿Te imaginas el carrito rodando solo por todo el pasillo?... Jajaja. Y el-la aeromozo-za detrás, corriendo como una… como un-una loco-ca… Jajaja.
—¿Viste que hay otra revista aquí, Mario? ¿Justo frente a tu asiento?
—No la había visto, pero está bien. ¿Esta, no? La ponen justo al lado de la bolsa para el vómito, no sé si es una indirecta o qué. Jajaja. Bueno, voy a ver si hay algo interesante, algunas caricaturas. Quino, Plantu, Rayma, alguien que me ayude por favor.
—Gracias, Dios mío.
—De nada, amor mío.
—Eres increíble, de verdad, Mario.
— ¡Cuantos piropos! De nada, mi amor. Jajaja. Bueno, deja mis costillas tranquilas y tu codo quieto. Me rindo, tú ganas, voy a leer la revista.
—Gracias.
—No hay de qué. ¡Ah, mira! Agencia de festejos, especialistas en bodas… Laura, tú y yo deberíamos enseriarnos de una vez por todas. Dejar este bochinche y enseriarnos de una vez por todas.
—Mmm…
—¿Mmm qué?
—Mmm… enseriarse contigo, Mario… Eso es misión…
—No es misión imposible, nada de James Bond ni dónde están los ladrones. Si tú me dejas lo puedo intentar. Mira que justo abro la revista y aparece el anuncio de la boda. Yo no sé, Laura, pero me parece que es una señal.
—No te burles de mí, la que cree en señales aquí soy yo. Es más, creo que he estado recibiendo una señal durante todo el vuelo…
—¡No es burla! Esto es algo del destino, me parece una señal, Laura. Ok. Ok. Me rindo otra vez. Deja mis costillas y tu codo en paz. Pero vuelvo y te digo, si tú me dejas yo lo puedo intentar. Yo soy un tipo serio, Laura, lo que pasa es que esta situación me tiene… Y el humor… El humor es como chicle de menta, Laura, te quita el mal sabor de la boca… Y luego, con una boca limpia, Laura… Mmm… Jajaja.

***

—Esta vez siento mucho jet-lag, y eso que me vine… no en jet, precisamente. Jajaja.
—Ja. Ja. Muy gracioso, Mario.
—Pues sí. Ven, déjame ayudarte con el equipaje. Una de las cosas buenas de ser hombre: Viajar con el treinta por ciento del equipaje de una mujer. Los números no mienten, ni los niños, ni los borrachos. Por eso es que yo no miento, Laura. Jajaja.
—Bueno, tendrás razón en lo del equipaje, pero como viajas conmigo qué le vas a hacer.
—Es un placer viajar contigo, madame, Sra. Laura… Laura-Seriedad-Díaz-Borges-Muy-Pronto-De-Rojas-Porque-Tengo-Fe-Y-Estoy-Trabajando-Duro-Y-Rezando-Bastante. Jajaja. Y lo que voy a hacer es encargarme de tu equipaje. Yo me encargo.

***

Cuando le dije a Laura lo del humor ella creyó que era jugando, pero no, resulta que es muy en serio. Necesito reírme de las cosas porque si no… Si no, no puedo más con esta situación, con todo lo que está pasando… Pero eso Laura no lo entiende, ni yo le insisto. Por eso, nada mejor que poder ponerme a cavilar en la madrugada, yo solo, aprovechar que ya cenamos, que ya hicimos check-in, que ya hicimos the-love y que ya Laura se durmió. Siempre me pasa lo mismo, siempre que salimos de comisión. Es cuestión de horas el viaje, pero apenas bajo del avión ya tengo esa sensación de entrar en otra cosa, de entrar en otro mundo, que obviamente no es el mío pero no importa porque se está mejor. El swap en el cerebro, inglés por español. Ya no queda nada de español, ahora todo es inglés. Prepárate con el abrigo bien puesto, las manos en los guantes, que entramos en otra cosa.

Pero a pesar de estar en otra cosa también estoy en las redes y leo y veo y… Parece mentira… Sé que cuando vuelva voy a encontrar las mismas calles, los mismos edificios, las mismas casas aunque sé que en el fondo no serán las mismas… Faroles que han sido testigos de tantas cosas, tanta lluvia, tantos besos, tantos robos… Sé que me van a alumbrar desde arriba, sus bombillos, con el mismo voltaje de siempre pero con una energía que viene de agua que ha recorrido el río de otra manera, agua que viene de otra lluvia que ha caído en otro tiempo y en otro lugar y aunque yo sepa que el agua es la misma, que el río es el mismo, que la represa es la misma, no me cabe duda de que cuando vuelva todo será distinto, espero encontrar el río menos percudido y la gente más feliz que antes. Que antes, cuando lo del overnight.


Si hasta hace nada mi casa era mi casa, mi calle era mi calle y mi ciudad mi ciudad. Pero vino el overnight. Y al amanecer ya mi calle no era mi calle sino un despliegue policial atroz contra gente que protesta sin violencia. Gente que protesta porque también ha sentido en carne propia el overnight. Porque fueron al mercado y sólo les alcanzó para comprar la mitad de lo que compraban la semana anterior. Overnight. Y compraron lo que había; no lo que querían. Overnight. Pero si un dólar ayer me costaba la mitad. Overnight. Hoy te cuesta el doble que ayer. Overnight. Ahora vas a hacer el mismo trabajo pero te van a pagar la mitad, eso a nadie le gusta. Overnight. Pero si ayer esta era mi calle, pero si esta era mi casa, pero si este era mi país… Y yo ayer caminaba por mi calle y por mi ciudad y por… Overnight. Ve a ver lo que vas a hacer. Overnight. Si protestas te meten preso. Overnight. Si marchas, también. Overnight. Ve a ver lo que vas a hacer. ¡Pero si mi hijo no es delincuente; es estudiante! Overnight. Señora, él estaba protestando y eso es delincuencia también. Overnight.


Escrito por: Ambar Gómez
La foto: Twilight (de Greeeker, en Freeimages.com)